Desmontar radiador: qué locura, ¿eh? Está tan bien ahí, tan fijo, tan instalado… Sin embargo, a veces puede ser buena idea hacerlo. Por ejemplo, ¿qué harás si te apetece introducir una nota de color a tu vida y pintarlo? A continuación, te ofrecemos una serie de consejos para desmontar tu radiador de la manera más práctica y sencilla.
Desmontar radiador: instrucciones
En primer lugar, debes cerrar la llave de paso del agua del radiador.
Una vez realizado este paso, has de aflojar los detentores. Se tratan de unas tuercas de retención cuya función es fijar el radiador a los tubos de la instalación. Para ello, sírvete de una llave inglesa o una llave Stillson (también conocida como “llave de perro” o grifa). Ten cuidado porque, cuando retires las tuercas, el radiador empezará a soltar agua. Necesitas tener contigo fregona, trapos y un cubo para contenerla y no anegar el piso. Recuerda que los radiadores llevan dentro entre 5 y 15 litros de agua, dependiendo de su tamaño.
En cuanto a su sujeción a la pared, los radiadores pueden estar fijados por escuadras o ganchos. Si es por escuadras, deberás desajustar y retirar los tornillos para retirarlo. Si es por ganchos, el proceso se simplifica. Cuando hayas liberado del detentor, bastará con levantar y quitar el radiador.
Precauciones
A la hora de levantar y sacar el radiador de su espacio, es preciso ser cautos. Pese a que ya ha liberado bastante agua, es posible que al inclinar el radiador y moverlo, suelte más. Se trata, aparte, de un líquido sucio, que llevará restos de óxido y demás mugre. Ten siempre contigo los utensilios de limpieza necesarios para gestionar la situación. Por último, no olvides purgarlo cuando lo vuelvas a colocar. Así garantizarás que su funcionamiento sea el adecuado.
Desmontar radiador, volver a montarlo… Ahora que ya sabes hacer estas tareas tan sencillas, estás al fin preparado para realizar pequeñas tareas como la limpieza o el maquillaje de tus accesorios de calefacción. No era tan difícil, ¿verdad?